domingo, 11 de noviembre de 2007

O todo o nada, lo siento

Cuando imaginamos distancias, nos da lo mismo 100 años luz que 200.000. Entendemos 1 centímetro, 2 metros, 100 kilómetros…pero a partir de un número relativamente pequeño ya nos parece todo una masa enorme de espacio vacío más o menos oscuro en el que ni siquera imaginamos actividades reales que pudieran tener lugar. Lo mismo pasa por debajo de la escala. Qué más da que lo que en verdad nos constituye finalmente se pueda medir en nanómetros o en picómetros…
.

Pero cuando de lo que hablamos es de la complejidad de algún sistema que funciona, al llegar a ese punto de pérdida de la noción lo llamamos tranquilamente vida.

No es vida, por ejemplo, que la cafetera al fuego haga hervir el agua, que esta suba en forma de vapor, recoja parte del café, atraviese algo así como un tubito, se decante en dos direcciones y se vuelva a condensar para resultar de todo esto un líquido ahora oscuro casi opaco con sabor a olor de planta.. Entre otras cosas porque el proceso lo hemos desencadenado nosotros, porque sabemos lo que pasará, entendemos su mecanismo a la perfección y por tanto ya no nos sorprende que suceda así, matemáticamente.

Tampoco es vida un programa informático que responde a nuestras preguntas. Que dice ¡No seas tan rudo! cuando ya te aburres con él y empiezas a insultarle. Que cuando le dices Me voy a follar a tu madre te contesta No estoy seguro de haberte entendido. ¿Puedes reformular tu pregunta por favor?. Pero con estas cosas hacemos un pequeño matiz, y hablamos de inteligencia artificial.

En cambio una persona tirada en la calle, llorando, secándose las lágrimas. El tiempo que pasa y el abuelo que muere. Tú realizando tus proyectos., los de vida. ¿Cómo?¿Natalia tiene cáncer?! Nos han concedido el préstamo. He suspendido el teórico. Hace 20 años que nos conocemos. No tuvo tiempo de salir.¡Felicidades!. ¿Qué vamos a hacer ahora? Tú no lo entiendes. Ida y vuelta 30 euros, con tasas. Sigue, no pares.Vámonos de aquí. Jaja. Faltan 2 meses. ¡Vete a la mierda!. Nunca pensé que se me iría de las manos. Te has cortado mucho el pelo. Qué palo subir andando. Le pones un poco de albahaca y te queda de vicio.¡Mierda, tiburones! No pienso ceder a eso. Dos aguacates un euro.Tiene vistas al mar. Es clavadito a su madre…a todo esto sucediendo en el cerebro de 9000 millones de organismos que milagrosamente funcionan relacionándose entre ellos le llamamos vida. Porque no entendemos del todo los procesos. Ni los podemos planificar. Ni tan solo podríamos asegurar cómo funcionan, de principio a fin, cada uno de esos cuerpecitos.

Por eso a veces, cuando estoy solo, me emociona hundir la cuchara en el azucar, oír el sonido que produce, levantarla en posición horizontal, acercarla hasta la taza, rotarla sobre su eje, dejar caer esos cubitos blancos translúcidos, observar cómo aguantan medio segundo en la superficie, cómo se tiñen del color del café y cómo despues se hunden. Como ahora. Magnífico. Ha sido un espectáculo.

Porque llego a la conclusión radical de que o todo esta vivo o todo esta muerto. Y me emociona pensar que al hacer café he creado una vida, la he presenciado, la he visto morir. O mirado desde el otro lado: que mi vida no es nada. Que estoy tan muerto como la taza y la cucharilla ahora mismo. Que sólo estoy en este momento hirviendo, ascendiendo, pasando por un tubito.
.